Pasión por documentar en el más
amplio sentido. Documentar y alimentar el espíritu, esas fueron -son- las
intenciones de Sanz Lobato. En el audiovisual de López Linares y López Mondéjar
lo manifiesta claramente. Su obra, expuesta en la Academia de Bellas Artes de
Madrid, es conmovedora en varios sentidos. Primero porque muestra la creación
de un autor entregado a su pasión, después por los contenidos de las imágenes.
La espontaneidad, la verdad con
que lo cuenta, son dos de sus grandezas. Destacaré la composición, ya
demostrada en la obra documental antes que en los retratos o en los bodegones.
Me quedo con la foto del campo de fútbol de Carabaña, con ese escenario
invernal de los sesenta donde en el descanso se rifaban muñecos de plásticos y
cajetillas de tabaco o cigarrillos sueltos. Era aquella España la de los miedos
de la religión y la de las miserias.
San Lobato (Sevilla, 1932) ha
sido premiado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes en 2004 y el Nacional de
Fotografía del Ministerio de Cultura (2011).
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